Gobierno
de estado anuncia ganga:
permiso
de residencia para aquel extranjero que compre una vivienda de más
de 160 000 €. Olvídese de incómodos papeleos, abandone la oficina
del padrón, rompa su acreditación de penales, guarde su visado,
¡saque la visa!
Da
vergüenza oír la radio. Si un día anuncian la retirada de tarjeta
sanitaria a sin papeles o una patética, paliativa y estética medida
para abordar la problemática de los desahucios, al día siguiente
ofrecen lo que parecía imposible, la residencia, a cambio de pasta.
Si antes ligaron inmigración con trabajo, pues el interés estaba en
la consecución de mano de obra barata, hoy se busca el saneamiento
financiero. Al fin y al cabo, aunque para algunos haya alfombra roja
y para otras, Centros de Internamiento, no deja de ser instrumental
la percepción que estos ocurrentes dirigentes tienen de las personas
y del derecho a la libre circulación.
Si
grandes eran los campos de invernaderos en que los jornaleros dejaban
su sudor y sus lágrimas, mayor es el parque inmobiliario, ahora
mismo en barbecho, que quieren sacar a flote aquellos especuladores y
usureros que tanto hicieron por meternos en este lío de paro y de
recortes. ¡que compren casas!, ¡que firmen hipotecas!, ¡que laven
su dinero!, los nostálgicos del régimen (régimen del pelotazo), ya
ven de nuevo inflarse sobre nuestra cabezas, la burbuja inmobiliaria.
Con este
tipo de medidas, innovadoras y fascistas en igual medida, sólo
pretenden rebañar un poco más en el indigesto plato de aquella
falsa bonanza económica que no fue sino el origen de nuestros
actuales males. Bien es cierto que el dinero no tiene demasiado
arraigo nacional. Lo peor, que en la radio, trataban de justificar
este giro en materia de inmigración, pegando detrás de esta
noticia, otra que decía que la población estatal empezará a
decrecer en breve, que nos hace falta gente, gente con pasta, vamos.
Los pobres, “redada y pa su casa.”
Colectivo Malatextos 20-11-12
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