ONGI ETORRI

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¿Trabajadores o forofos?


La situación que nos está tocando vivir es muy jodida, demasiado como para perder bazas en discusiones estúpidas. Si a todos nos sobran motivos para movilizarnos, hagámoslo y además con nuestras propias ideas y discursos.
            A raíz de la convocatoria de huelga general convocada por el sindicalismo más institucionalizado, se ha producido un gran debate o un gran "cacareo" si nos atenemos al resultado del mismo, que si bien podría haber servido de algo, se ha quedado en el siempre pedagógico y metafísico "¡y tú más!".

            En una sociedad en la que el sindicalismo tiene un grado de deslegitimación elevadísimo, si atendemos al nivel de afiliación y a los logros obtenidos en los últimos años,  donde la precarización laboral ha avanzado sin apenas cortapisas o frenos provenientes del mundo sindical, el hecho de que aparezcan unos sindicatos diciendo que existen motivos sobrados para hacer no una huelga, sino todas las que queramos, pero que no lo hacen por no se sabe muy bien que motivos más allá de quien ha convocado primero, "ayuda" y mucho, a movilizar a una sociedad sobrada de excusas para no hacerlo pero también sobrada de motivos para hacerlo.

            Claro, uno se acerca estos días a las tertulias espontáneas que hay en todos los tajos cuando se almuerza, o se echa un café y no puedes más que avergonzarte de pertenecer a la misma especie (salvo honrosas excepciones, ¡siempre las honrosas excepciones!).

            Están los del: "hasta que no se pongan todos de acuerdo yo no paro"; también aquellos que recuerdan "lo que cuesta una huelga" o los que repiten que "no sirven para nada". Probablemente este grupo de personas no harán nada en su vida más que transcurrir por ella sin pena ni gloria, sin alegrías ni objetivos, simplemente cumplirán servilmente lo que les digan hasta que claven la tapa de su caja y sólo se pueden plantear la movilización cuando la calle ya esté en "llamas", quizás ni entonces.

            El grupo que me ocupa, es ese grupo que protesta, se mueve, hace piquetes, pega carteles, lleva insignias, pegatinas, megáfonos, banderas,... eso sí, siempre y cuando lo mande "su dirección". Y ahí ni siquiera voy a hacer distingos entre bloques porque en ese aspecto, se comportan igual: como auténticos hinchas.

            Así nos encontramos con que la vara de medir los motivos para movilizarse y tomar las calles, se reducen a los colores, a las siglas. Todo por las siglas, sí muy parecido al lema del benemérito cuerpo, demasiado. Todo se reduce a un simplismo infantil que puede llevarte a la discusión más acalorada pero que está fuera de toda realidad y encima, aparta los verdaderos motivos por los que se hacen necesarias no una huelga no, "cinco mil" para acabar con toda la injusticia y desigualdad que nos rodea.

            Pero no. Los que "valen" siempre son los míos, no en la medida de lo que hacen o porqué lo hacen sino en la medida de quienes son. Y así asistimos a un Osasuna-Zaragoza, un Athletic-Real, un CCOO/UGT-ELA/LAB. Claro que los sindicatos pequeños y movimientos sociales, nunca pueden llegar a "jugar esa liga" ya que se ven arrastrados en unas corrientes de las que no sin dificultad consiguen elevar un discurso distinto si es que lo tienen, que de todo hay, arrastrando también sus propias miserias.

            La situación que nos está tocando vivir es muy jodida, demasiado como para perder bazas en discusiones estúpidas. Si a todos nos sobran motivos para movilizarnos, hagámoslo y además con nuestras propias ideas y discursos. No caigamos en juegos cortoplacistas por mucho que nos hagan sentir "llenos" por dentro porque estos juegos, nos están desarmando socialmente. Estamos poniendo en bandeja de plata al poder económico nuestras vidas para que hagan de ellas lo que quieran en pro de sus beneficios. Estamos entregando el futuro de nuestros hijos a personas y entidades cuya preocupación no es otra que ganar más y más dinero, y van a acabar con todo y con todos. Les da igual.

            Hoy, y esa es la razón de este escrito, una mujer, de 53 años, se ha arrojado por la ventana de su vivienda, en Barakaldo, cuando la comitiva judicial iba a desahuciarla de su piso. Desesperación y soledad.  

            Podremos ser tan torpes socialmente como queramos, pero hay motivos más que de sobra como para "tragarse" las puñeteras siglas, las puñeteras pegatinas, las puñeteras banderas y ofrecer generosamente un esfuerzo que al menos, tratando honestamente de revertir tanta injusticia, ilusione a las personas que en peor situación se encuentran y que además, son las que de forma más dura están sufriendo esta crisis-saqueo. La situación actual transciende de  sindicatos, parlamentos y demás instituciones.  

            Si hoy los partidos mayoritarios en el estado se están planteando tomar alguna  medida para que a la banca no se le siga cuestionando su proceder criminal (les importamos tanto como el "rédito" que puedan sacar de nosotros o de nuestra situación, no nos engañemos) habrá sido por la solidaridad de la gente, sin pegatinas, sin banderas,... que plantándose en la puerta del vecino y exponiéndose a los palos de la autoridad, ha plantado en el centro del debate lo injusto y cruel del atraco al que estamos asistiendo con pasmosa tranquilidad. ¿Y los bloques sindicales ?. Pues uno lleva convocadas 5 huelgas y el otro 3. La Banca gana.

Colectivo Malatextos 13-11-12

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