ONGI ETORRI

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Oxímoron y otros recursos del lenguaje









Mi vocabulario es escaso por lo que cada semana me aprendo un nuevo término que me ayude a comprender los mensajes de políticos, tertulianas y analistas deportivos. Jugando al “dada” con este fin, hace unos días, abro el diccionario escogiendo una página al azar, letra “O”. Mi vista se desliza a una atractiva palabra, “oxímoron”. Me atrae aún más su significado: Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido.

A nivel literario el oxímoron puede dar lugar a maravillosas evocaciones tales como un instante eterno pero en el plano del discurso dominante la cosa torna a tintes más cínicos. Me vienen a la cabeza algunos ejemplos como ejército humanitario, estado del bienestar, desarrollo sostenible, monarquía parlamentaria, transición democrática, inteligencia policial, libertad religiosa, deporte de élite, informativos Tele 5, obra social La Caixa, libre mercado, tu banco amigo, área municipal de participación ciudadana del Ayuntamiento de Pamplona, crimen pasional, capitalismo verde, personas ilegales, ...

Supongo que a quien lee estas líneas algunos ejemplos no le parecerán oxímoron y que echará en falta otros que no aparecen pero lo que quisiera resaltar es la habilidad que tienen aquellas personas que controlan la pluma, las instituciones, los dineros o la oferta televisiva para ir amoldando la realidad a sus objetivos e intereses, presentándonos todo de forma mucho más vendible, adulterado a la par que edulcorado. Para ello se valen también de otras figuras del lenguaje como el eufemismo, así no hay paro, hay desempleo; la represión es la intervención de las fuerzas del orden público; el robo es un desvío de fondos; perdonar o rebajar los impuestos a las empresas es dar liquidez a las mismas para generar empleo, … Por su parte insisten ya que tienen medios para ello, y por la nuestra, repetimos tantas veces sus mentiras que llegamos a no cuestionarlas y a ir aceptando el aberrante significado que quieren dar a sus constructos.

Dejemos pues todo este ingenio y fuerza creativa para la literatura y tratemos de contraponer a su realidad falseada nuestras aspiraciones reales de mayor libertad, justicia e igualdad. Llamemos a as cosas por su nombre por que si no, nos esperan más “Aduaneros Sin Fronteras” que nos acabarán de convencer que el único camino que tenemos para hacer aquello que nos venga en gana es hacer única y exclusivamente todo lo que nos digan.

Para terminar, una reflexión oximorónica actual y cercana. Ahora que, temerosos de perder unos votos, todos los grupos parlamentarios de Navarra se lamentan sin excepción y sin fisuras del descenso a segunda división de un club de fútbol tan moroso y enchufado como Osasuna (que ríete tú de Conservas Almanaque), y quienes ya ostentan alguna cota de poder se precipitan a declarar que harán todo lo posible para solucionarle la papeleta, me viene a la cabeza, más que un oxímoron, esta aliteración: alineación alienante.

Colectivo Malatextos 23-5-14

La Extrema Unión














La Unión Europea es como esas plazas y bulevares que nos han puesto en nuestras ciudades, lugares anodinos, todos iguales, grises y faltos de identidad. Están pensados para el consumismo, siempre nos llevan a un centro comercial, son instrumentos del mercado, nada que ver con esas plazas arboladas que disfrutábamos en nuestra niñez, lugares de encuentro de las personas, pensadas para el disfrute con fiesta populares, con el tacto directo entre productores y consumidores en los mercadillos callejeros, lugares donde jugábamos y soñábamos, pero de eso hace ya mucho tiempo.
En este gran mercado que es la UE, las personas cumplimos la doble la doble función de ser mercancías y a su vez de ser consumidores. Nos compran en el mercado laboral, y como éste esta tan jodido, nos vendemos barato, nos compran en el campo político con amañadas elecciones, decimos sí a las promesas que nunca se cumplirán. Consumimos baratijas que no aportan nada a nuestras vidas, ropa de marca, viajes turísticos, el último adelanto tecnológico… Consumimos valores que nos son ajenos, competitividad, crecimiento económico, inversiones en bolsa… consumimos promesas electorales y malgastamos nuestras vidas, sin darnos cuenta caemos en la telaraña del capitalismo. Somos la inocente mosca a punto de ser devorada por esa viuda negra que es la Unión Europea.
El edificio de la UE está construido con fuertes pilares para que el sistema funcione a la perfección, para que el secuestro de las personas sea permanente, la maquinaria del mercado dispone de los mejores instrumentos de control social y de toma de decisiones a favor del capital. El parlamento Europeo es el único órgano que los/as ciudadanas europeas podemos elegir electoralmente, pero este seudo-parlamento no tiene capacidad legislativa, no puede proponer leyes, tan solo tiene la potestad de validar o rechazar las propuestas de la comisión Europea o del Consejo Europeo. La Comisión Europea lo componen 28 comisarios, uno por país miembro de la UE, elegidos por el Consejo Europeo para un mandato de 5 años y con un presidente como cabeza, el actual es Durãao Barroso. Estos señores son los que, junto al
Consejo Europeo, legislan y hacen las leyes que nos arruinan la vida. En el consejo europeo se reúnen los jefes de gobierno de los diversos estados de la UE, cada 6 meses un país dispone de la presidencia europea, pero por todas es sabido que hay un país que marca las líneas maestras de la política europea, Alemania y la que hoy es su presidenta, Ángela Merkel. Junto al Consejo Europeo está el Consejo de la Unión europea formado por los ministros de cada área temática (economía, interior…) Hoy en día todo este tinglado se apoya en dos grades pactos, el Pacto Europeo o Pacto Fiscal y el Pacto del Euro. Las directivas que surgen del Pacto Europeo marcan todas las políticas económicas, sociales… nada fuera de ellas es posible. Los presupuestos de los estados son revisados y aprobados antes de que lleguen a presentarse en los distintos estados nacionales. Una vez aprobados en Europa son enviados a los parlamentos nacionales, de esta forma se ha recortado la capacidad de decisión de los estados miembros de la UE para decidir cómo y en donde gastar los dineros de las ciudadanas. El pacto del Euro ha tomado varias decisiones de suma importancia para los habitantes europeos, los salarios deben vincularse a  la competitividad, favorece la flexibilidad del mercado laboral, atrasa la edad de jubilación, exige incluir en las constituciones nacionales el equilibrio financiero, primero pagar la deuda y luego si queda dinero atender las necesidades de la ciudadanía, ha recapitalizado los bancos quebrados…
En realidad los que mandan en Europa son la Troica, (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI), y los más de 2000 lobbies económicos con sus 15000 lobistas son los que marcan las políticas económicas, laborales, agrícolas… son los que cierran fronteras a la migración, los que inician guerras y desestabilizan gobiernos que no se someten a sus designios.
Y ahora nos llaman a votar, a construir la Unión Europea, su UE. Están preocuparos porque la ciudadanía, nosotros/as, no mostramos interés en estas elecciones, el fantasma de la abstención recorre Europa, así es que no importa el color del partido, todos nos piden que vayamos a las urnas, que depositemos nuestro voto. En este mercadeo hay argumentos para todos los gustos, la participación ciudadana es imprescindible para que el proyecto de la Unión sea construido por todas, queremos la Europa de las libertares, pedimos una Europa social, reivindicamos la Europa de los pueblos y su derecho a la autodeterminación, queremos una Europa verde, de y para los europeos…. Detrás de todos estos argumentos no hay más que el deseo de que renunciemos a nuestra libertad, quieren que les demos un cheque en blanco,  que renunciemos a ser los protagonistas de nuestras vidas. La democracia, la verdadera, sólo se construye desde lo común, desde abajo, en nuestras calles y barrios, sin instituciones opacas, poniendo a las personas en el centro, pasando de los mercados económicos, deshaciéndonos de las mafias económicas, deshabitando esas instituciones ajenas a lo común, renunciando al Euro, sus parlamentos y sus políticos. Porque queremos que las agujas del reloj giren en el sentido contrario al que giran las agujas del reloj. Y aún estamos a tiempo.