ONGI ETORRI

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1ª GUERRA MUNDIAL










El 28 de Junio de 1914 el nacionalista serbio Gavrilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria. Este magnicidio fue la escusa para el inicio de la que luego sería conocida como La Gran Guerra, la 1ª guerra mundial. Aquel crimen fue la escusa perfecta para los que hacía tiempo que buscaban y alentaban el conflicto armado. Desde finales del siglo XIX y principios del XX jóvenes superpotencias (Alemania, Japón y EEUU junto con las viejas potencias europeas, Francia, Reino Unido y Rusia), se disputaban los mercados internacionales y el continente africano había sido repartido entre los distintos estados europeos. El imperialismo, la rapiña económica, una clase política incompetente y militares sedientos de gloria y medallas no iban a reparar en el costo de vidas humanas. Durante décadas habían cocinado las condiciones para un gran enfrentamiento armado a escala planetaria. 70 millones de soldados fueron movilizados y la gran sangría humana dejo un balance cercano a los 9 millones de soldados muertos, 7 millones de desaparecidos y 13 millones de civiles asesinados en nombre de las diferentes patrias. El ideario de la 1ª internacional que no reconocía más que una patria común, la del mundo del trabajo y de los/as pobres, salto por los aires y gran parte de la izquierda haciendo dejación de los valores de la solidaridad humana se alió con sus respectivos gobiernos; el movimiento anti-guerra y los objetores de conciencia fueron perseguidos, encarcelados, los que se negaban a ir al frente eran fusilados por desertores.
Esta guerra aportó mucho en el desarrollo de la humanidad, por primera vez se utilizaron lo que hoy llamamos armas de destrucción masiva, la aviación para bombardear las posiciones enemigas y objetivos civiles, el carro de combate, el submarino y el arma estrella de esta guerra, diversos gases tóxicos (la guerra química). Si una población se interponía en el avance de las tropas, se reducía a escombros y se sacrificaban vidas civiles para mayor gloria de los ejércitos.
4 de Agosto del 2014, dentro de las diversas celebraciones institucionales del centenario de aquel conflicto armado se han reunido en Lieja (Bélgica), representantes de 50 países y, como es costumbre, los gobernantes han leído discursos grandilocuentes, ensalzando el valor de los jóvenes que dieron su vida en defensa de los ideales de la gran Europa. Todo palabras vacías que nada dicen para evitar tener que reconocer que el único discurso posible es la renuncia a la guerra como medio de solución a los problemas que tenemos las personas, que casi nunca son coincidentes con los que tienen los gobiernos. Nos dicen que gracias a la 1ª y a la 2ª guerra mundial hemos aprendido a gestionar las crisis políticas internacionales de otra forma, que ahora la diplomacia funciona y gracias a eso ya no hay conflictos armados en Europa, y una vez más nos mienten, lo que hemos hecho ha sido externalizar las guerras, llevarlas del mal llamado primer mundo al resto del planeta. La guerra de Corea, Vietnam, Indochina, las guerras endémicas en África, las silenciadas guerras que sufren el pueblo saharaui y las comunidades zapatistas, Irak con su ración de muertes a diario, la interminable guerra de Afganistán, la masacre que del pueblo Palestino, y ahora en la misma Europa, el último conflicto alimentado por las potencias mundiales, Ucrania. La lista puede ser más larga pero estos ejemplos son suficientes para darnos cuenta que poco ha cambiado la lógica de las superpotencias, de las multinacionales y de los ejércitos.
Si queremos recordar la Gran Guerra, denunciemos todas las guerras como ilegitimas, prohibamos el comercio de armas y desmantelemos la industria armamentística, hagamos objeción fiscal,... Y si queremos levantar un monumento, que sea al desertor, al antimilitarista, porque la lucha antimilitarista es la única guerra que merece la pena.
Colectivo Malatextos 13-08-14

Opiniones



Hay opiniones para todos los gustos, incluso las opiniones son para eso, para los gustos solo. Cualquier tema o actuación polémica es reducido por el actual periodismo a opiniones diversas y, por tanto, contradictorias, quedando el resultado en un ni sí ni no, con lo que su carácter polémico queda suavizado o neutralizado.

Opiniones para los gustos y para gustos los colores. Recientemente, se han instaurado las zonas azul y naranja en el recinto hospitalario y el abordaje de la cuestión a través de una miniencuesta por un periódico local dejaba el tema en esa zona neutra de “hay a quienes va bien y a quienes va mal”, similar “al nunca llueve a gusto de todos”. Cada día la política, la administración del común se asemeja más a la meteorología que se discute en el ascensor.

Además esas solicitudes de opinión se hacen a bote pronto, sin tiempo para la reflexión, para que sean expresadas exclusivamente en función de la inmediatez, del efecto que ha tenido para esa persona determinada en ese momento y solo en ese momento: “ah, pues a mi me ha venido bien porque he encontrado aparcamiento enseguida”. Opinión favorable.

Por muy respetables que sean todas las opiniones , no puede tener el mismo peso la del señor que ha aparcado para ir a comprar un par de zapatos a la tienda de al lado que la de una paciente que tiene que ir dos veces por semana para recibir tratamiento de diálisis. Frente a las opiniones que banalizan los temas y sirven para presentar neutralizadas decisiones claramente perjudiciales, habría que intentar que los asuntos se tratasen a la luz de criterios, algo más serio que las meras opiniones.

Está claro que esa medida va a perjudicar y mucho a personas que tienen que acudir a consultas o a tratamientos, muchas veces prolongados y que requieren una estancia de horas, y a familiares de pacientes ingresados. Y claro, como siempre, la tasa es económica con lo que perjudica más a las personas de menos posibles.

Cierto que hay que fomentar el transporte público por ser lo más racional y sensato, pero no puede hacerse solo con medidas disuasorias, también habrá que hacer que ese transporte facilite el acceso a esa zona desde todos los puntos de la ciudad y comarca. Pero, incluso en ese caso, habrá personas que no puedan utilizarlo ni sea conveniente que lo hagan.

La medida del pago del aparcamiento es francamente perjudicial e injusta y no puede justificarse o banalizarse por esas opiniones extraídas con rapidez y en función de circunstancias del momento. El criterio tendría que tender a evitar los males mayores, eso es el bien común, y estar pensado en función de las personas que más necesitan de los servicios hospitalarios y de su aparcamiento.


Colectivo Malatextos 8-8-14

Mutuas, otro paso atrás



















Chirrían las escalerillas que llevan del taller a las oficinas, sube el jefe sudoroso. Este emprendedor acaba de poner en práctica no se qué artículo de la reforma laboral que le ha permitido despedir a una empleada por acumulación de bajas en un tiempo determinado. No suda por ello, suda porque el sobrepeso le causa fatiga al subir las escaleras.

Al llegar, entra en un despachito, parpadea la lámpara fluorescente, y cambia su americana por una bata blanca, ¡el siguiente!. Ha empezado a pasar visita. En fila, esperan, con caras largas, unos cuantos asalariados que enferman por encima de sus posibilidades. Agarrando con fuerza su cartera con una mano, con la otra, comienza a pautar sus remedios en un folio con membrete de la Mutua: … necesita desconectar, pensar en otras cosas, ya verá que bien le sienta volver al trabajo para olvidar esta depresión, … le vendría bien el reposo, descansar lo máximo, por eso cuando salga del trabajo procure dormir y comer sano, ¿cómo dice que se llama lo que tiene en las tripas?, … alta!, ... alta!, … alta!!!!

El pasado 18 de julio, fecha de tantos malos recuerdos, el Gobierno aprobó un Real Decreto que da más competencias a las Mutuas (asociaciones empresariales que gestionan fondos públicos), a la hora de decidir sobre los procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes. Es un paso más en una estrategia que pretende otorgar un poder cuasi absoluto a estas entidades en lo que a la salud de las plantillas se refiere. Nadie nos pondríamos en manos de nuestros jefes para abordar procesos sanitarios pues sabemos que tienen otros intereses que podrían priorizar, por ello utilizan las Mutuas, para poner un ornamento sanitario a esta afrenta a nuestra salud.

Esta medida que se ha tomado con nocturnidad y veranosía es de las que puede pasar inadvertida o ser entendida como inocua pues los titulares y declaraciones de responsables institucionales rebosan de términos como agilidad, eficiencia, ahorro, … No obstante, en breve se evidenciarán los efectos de esta medida de rebaja: altas prematuras e indefensión, tal y como ya se dan hoy en día con los procesos de baja por enfermedad profesional o accidente de trabajo.

Impulsan las Mutuas, magnífica herramienta para salvaguardar los intereses patronales, detrayendo recursos de la red sanitaria pública, contribuyendo, en definitiva, a su deterioro. No queremos una sociedad dividida entre personas con trabajo cubiertas por las Mutuas (para mayor gloria de la productividad) y personas sin trabajo, que entre otras muchas dificultades, se encuentren con una sanidad pública debilitada y de baja calidad.

De forma colateral a este asunto, la Ley dice que nos jubilaremos a los 67 años pero con las cada vez peores condiciones de trabajo y con la cada vez peor atención a la salud de las plantillas, pocas personas llegarán a esta edad trabajando. Mayores y sin salud, con un despido hiper facilitado, pasaremos los últimos años de nuestra vida laboral en el paro, en detrimento de nuestras pensiones, … No podemos esperar a que este cuento de terror se materialice en nuestras vidas, debemos romper ya esta dinámica de involución social y demoledora de derechos, porque más vale prevenir que currar así, debemos oponernos a la Ley de Mutuas y defender una Sanidad Pública y de calidad que asuma también las competencias en salud laboral.


Colectivo Malatextos 2-8-14