Decía
 Nietzsche que la mentira más común es aquella con la que un hombre se 
engaña a sí mismo, pues engañar a los demás es un defecto relativamente 
vano.
 No nos engañemos pues, la manipulación de Volkswagen en las emisiones 
de aceleradores del cambio climático se va a quedar en anécdota, ni 
siquiera en lance cuando nos impongan el TTIP.
Hace unos días asistimos en esta comunidad con elefantíaco estupor al baño de masas que se dio
Martin Winterkorn,
 presidente de la
 junta directiva de Volkswagen, que le faltaban palabras para expresar 
lo mucho que quería a Navarra y lo agradecido que estaba a la plantilla 
del
Gulag de Landaben por los servicios que se le prestan. Pocos días después, a
Martin Winterkorn,
 también le faltaron
 palabras para explicar lo de los aceleradores del cambio climático con 
un elefantíaco y escueto «lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a
 ocurrir», presagio de su abdicación.
También supimos hace algunos días que en este libre mercado-polio
los concesionarios de
Opel,
 Toyota, Hyundai, Audi, VW, Seat, Land Rover, Citroën, Mitsubishi, BMW, 
Chevrolet, Chrysler, Jeep, Dodge, Fiat, Alfa Romeo, Lancia, Ford, Honda,
 Hyundai, Kia, Mazda,
 Mercedes, Nissan, Peugeot, Porsche, Renault, Volvo y Lexus entre otras firmas,
habían pactado los precios, grave ofensa al buen gusto y la decencia, grave ofensa al consumidor trabajador.
No te engañes y apuesta por la bicicleta, no días simbólicos que así no se sostiene
 el transporte, apuesta como el gran maestro patafísico Alfred Jarry los 
366 días con los que cuenta cada año, excepto cuando no es múltiplo de cuatro o cuando sus dos últimas cifras son ceros.
Cplectivo Malatextos 24 de septiembre de 2015 
 

 
 
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