España ha hecho los deberes con
unas políticas serias y eso paga -dice Soraya Sáenz de Santamaría
y repite Mariano Rajoy, el omnirepetidor-, paga de tal forma que hoy
podemos empezar a resarcir a la sociedad española de los esfuerzos
exigidos, por lo que, ¡maravilla de las maravillas!, en 2016
podremos devolver a los funcionarios la paga extra que les fue
quitada en 2012.
Políticas serias, seriamente
antisociales. Al dictado, realizando los deberes que alguien les
imponía. Lo que hoy permite ese resarcimiento del funcionariado,
gancho electoral no solo dirigido a los y las funcionarias, sino al
conjunto de la sociedad como mensaje de optimismo. Por supuesto
infundado, saben que las exigencias se (las) recrudecerán, que las
cosas seguirán pintando mal y que a una nueva cesión le seguirá
una nueva exigencia. Lo único que parece importar es que ese
descenso de un nuevo peldaño y las nuevas “exigencias” a adoptar
aguanten hasta después de las elecciones y que en el entreacto se
pueda formular alguna efectista medida de gracia. De gracia o de
risa.
Puestos a resarcir, son los y las
funcionarias las únicas a quienes hasta ahora se les ha impuesto
exigencias y tienen que ser resarcidas. ¿Cuántas personas han ido
al paro?, ¿cuántas de ellas no han tenido derecho a desempleo ni a
ningún ingreso?, ¿cuántas personas dependientes se han quedado sin
ayudas?, ¿cuántas no han podido acceder a una pensión o han visto
retrasado ese acceso y muy mermada su cuantía? Todas ellas han
sufrido recortes adoptados en la última legislatura, y les han
afectado de una forma mucho más drástica, llevándolas a un pozo
sin salida de precariedad, pobreza y exclusión. Éstas nunca van a
ser resarcidas. El electoralismo no da para tanto.
Las políticas antisociales se
manifiestan como incremento de las desigualdades. Desigualdades entre
élites y el conjunto de la sociedad, pero también al interior de
esa sociedad entre empobrecimientos relativos y empobrecimientos
severos.
Caminamos hacia sociedades cada día
más injustas y la actual miseria política nos convierte también en
sociedades más cínicas, en sociedades avanzadas.
Colectivo Malatextos, 11 de septiembre de 2015
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