Nueve cables

9 cables. Cortar nueve cablecicos dentro del contexto de una huelga, en la que se está defendiendo un servicio público esencial como es el transporte urbano, mantiene a 10 familias y a nuestro compañero Patxi Goñi bajo la amenaza de sanciones.

Es tal el chalaneo al que estamos acostumbrados a presenciar entre empresas concesionarias de servicios y la Administración, que esos 9 cables y los jodidos retrasos en el servicio se convierten en la noticia, en la mala noticia, para la prensa y para el público en general.

De verdad, ¿es necesaria una disculpa por el corte de unos cables, o la pintada en el coche de mi jefe con su mote a tres colores, o por sellar la cerraja del taller donde trabajo,... si lo que está en juego es el sustento de tantas y tantas familias?. Somos unos hipócritas que cacareamos en los bares nuestras penas y nos exaltamos pero que cuando llegamos a nuestros puestos de trabajo, nos convertimos en mansos corderos que se escandalizan de cualquier cosa que pueda hacer peligrar nuestras cada vez más precarias condiciones laborales y vitales, no vaya a ser que nuestro jefe nos bote a la calle, y eso amiga, es otro cantar. De hecho la frase que más estoy escuchando y que me revuelve las tripas es: "le honra el hecho de reconocer su culpa".

Y yo digo que lo que le honra es tratar de defender los puestos de trabajo, las condiciones de la plantilla y el servicio público en el que trabaja desde hace 15 años. Los 9 cables, lo mismo los podía haber cortado yo si se me hubiese ocurrido en su momento.

En este caso, lo esencial no son las culpas, lo esencial es ese desmantelamiento de lo Público, con el beneplácito de nuestros gobiernos (ya sean municipales, forales o centrales -el gobierno es lo que tiene-) en favor de empresas que se forran a costa de jodernos a todos.

¿Porqué no sancionan a la Mancomunidad -a los responsables- por otorgar concesiones en condiciones que se sabe de antemano imposibles ? ¿Porqué no se sanciona al poder político que facilita el deterioro y desmantelamiento de los servicios públicos? ¿Porqué no sancionan a la empresa TCC por actuar "de mala fe" al presentar su oferta para llevarse la concesión, sabiendo que de ningún modo era viable?

Eso es lo esencial, no las acciones que se puedan llevar a cabo por parte de las plantillas para defender sus puestos de trabajo y su dignidad laboral.

Patxi, los próximos cables los corto yo.

Colectivo Malatextos 6-01-14

 

Rosa no se levantó, nosotras no pagamos

De nalgas negras Rosa Parks se negó, el 1 de diciembre de 1955, se resistió a ceder el asiento a un joven caucásico en la zona reservada para nalgas blancas en un autobús urbano de Alabama, conducta que vulneraba la ley de entonces, ley que diferenciaba entre asientos para humanos blancos y para simios negros. Así por ello Rosa fue arrestada, cumpliendo una noche de calabozo, pagando una multa de 14 dólares. Tal acto de desobediencia fue el desencadenante de las históricas revueltas por los derechos civiles que llevaron a cabo las tribus afroamericanas de los Estados Unidos, protestas que acabaron con la segregación por raza en la legislación norteamericana, y así tras 382 días de movilización social, así fue como la acción de Rosa floreció.

Noviembre de 2009: igual como en la concesión para el servicio de recogida de basuras en Madrid, igual como en la adjudicación para las obras de ampliación del canal de Panamá, de igual forma torticera aquí, aquí TCC se apropia del transporte urbano de nuestra comarca con su oferta de farol, cual trilero de faca bajo faja, colmillo de quilates en boca de charol.

Finales de 2013: igual que Rosa Parks, las trabajadoras de TCC se niegan a ceder frente a la ley, se resisten a someterse a una reforma laboral que establece este nuevo modelo de esclavismo asalariado al que llaman racionalización, productividad y competitividad, con los embustes de TCC que su concesión fue a tan bajo coste (esa fue su oferta) que ahora les genera “pérdidas” en el libre mercado, con el chantaje de los expedientes, la amenaza de despido clavada en la espalda de Damocles, con una Mancomunidad que mira para otro lado y se lava las manos más sucia que nadie, mientras trabajadores y usuarias costeamos los beneficios de TCC grupo Moventis a cambio de un servicio pésimo y caro.

Año 2014: en Jerez lo han conseguido tras largos años de lucha, trabajadoras y ciudadanos en alianza, juntas han rescatado el servicio público de transporte urbano de las garras de la especulación privada, servicio que gana en eficiencia, servicio que reduce costes y tarifas, tarifas más progresivas en función de las rentas, para remunerar una actividad que incrementa plantilla y salarios. Si Rosa nos enseñó el camino de la desobediencia frente a normas injustas al no levantarse de su asiento, si en Jerez se hizo un frente común, aquí la plantilla de TCC seguirá plantando cara al magnate, aquí la sociedad civil no pagará un servicio tan deficiente. Ese es el camino, lo contrario es seguir cediendo el asiento a nalgas blancas.

Colectivo Malatextos 05-01-14