El
canal “24h” repite como un mantra las palabras del presidente de
Francia, Francois Hollande sobre la expulsión de la familia gitana
Dibrani: “se ha hecho conforme la legislación y la legalidad
republicana”. Como si las leyes estuviesen por encima de de la
ética y la dignidad humana. Con tan endeble argumento pretenden
justificar lo injustificable, el desprecio a los derechos humanos, el
rechazo a que las personas podamos movernos libremente en este
planeta llamado Tierra. No olvidemos que las fronteras son una
invención de los gobiernos y de los estados para hacernos creer en
el enemigo externo, así nos olvidamos de las tropelías que sufrimos
por parte de nuestra propia clase gobernante.
En
Europa siempre se ha perseguido a quien es distinto, a quien profesa
otra religión, a quien tiene otra forma de vivir la sexualidad, a
quien es de una etnia diferente, a quien imagina otra forma de
gobierno, o simplemente tiene unos valores distintos de los que se
imponen desde el poder. En el Medievo los Cátaros y Valdenses fueron
exterminados, los pogromos contra los judíos han sido una constante
en la historia de Europa (no olvidemos que de España fueron
expulsados y el mismo destino corrieron los musulmanes). El pueblo
gitano huyendo de las persecuciones religiosas que sufrían en la
India emigró y llegó a Europa hacia el siglo X. Desde su llegada a
nuestro continente han padecido persecuciones, marginación y
exclusión social, ¿Quién se fiaría de unas gentes que no
profesan la religión cristiana?, dios sabe de dónde han salido,
no aceptan la autoridad de los reyes y jerarcas de turno, y tampoco
reconocen las siempre cambiantes fronteras de los estados.
El
delirio en la persecución a la diferente llegó con la Alemania
nazi, Hitler y sus secuaces llevaron hasta sus últimas consecuencias
lo que muchos políticos europeos habían sembrado durante siglos: el
miedo a la diferencia, la conveniencia de extirpar todo aquello que
no fuera genuinamente europeo; el genocidio de millones de personas
que no entraban dentro de los parámetros de la raza aria. Más de
800.000 gitanos y gitanas fueron exterminadas, pero tras el fin de la
II guerra mundial nadie se acordó de los Romaní, el pueblo Zíngaro.
Hoy
en pleno siglo XXI Europa sigue con su cruzada contra el diferente:
el pueblo gitano es mal visto en todos los estados europeos, la
emigración en general y la subsahariana en particular es
criminalizada (cuántos morirán intentando alcanzar la costa norte
del Mediterráneo persiguiendo el sueño europeo), los musulmanes
están en el ojo del huracán, ellos son los mayores enemigos de
nuestra cultura y de los valores democráticos de occidente.
Son
millones las personas que huyendo de las guerras, de la pobreza y de
la persecución religiosa conforman ese gran flujo emigratorio que
recorre el planeta entero. Ya vale de perseguir al emigrante, al
débil, al diferente, al pobre. El ser humano ha sido siempre nómada,
por lo que ninguna persona es ilegal, todas tenemos derecho a una
vida digna y al respeto social, a movernos libremente por Europa, por
todo el planeta. No reconocemos ninguna frontera y queremos que toda
persona pueda elegir libremente su lugar de residencia. Basta ya de
las políticas criminales de emigración de los gobiernos. “si
no existieran moros, ni ecuatorianos, ni gitanos, yo no sería
racista” – me dice el vecino del cuarto; pues que se vaya a
buscar trabajo fuera, a ver cómo le reciben.
Colectivo Malatextos 4-11-13
Colectivo Malatextos 4-11-13
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