Viajaba
el Monarca, ya en plena forma, rumbo a Marruecos, misión diplomática
de alto nivel. Dicen que mientras se ponía morado de plátanos de
Canarias, el Borbón repasaba su hoja de ruta, el listado de temas a
tratar. Algunos epígrafes estaban tachados: “Ceuta y melilla”,
“Sahara”, “Derechos Humanos y libre circulación”. Otros, en
mayúsculas y subrayados en fosforito: “Intereses empresariales”,
“Concesión de indultos”, “Lugares en los que comer”. Todo
hubiera ido bien, si no llega a ser por la metedura de pata de la
liberación del pederasta, a través de la cual conocimos
fehacientemente que España maneja el mismo concepto de indulto
dentro y fuera de sus fronteras, como una herramienta de uso
político que lo mismo puede servir para pagar favores que para
obtener relaciones de pleitesía con potencias menores.
Por si
fuera poco, a los pocos días, se lía con la colonia británica,
otra vez el peñazo de Gibraltar, las aguas y las tasas. Dice la
gente que esta nueva “perejilada” patriotera que no dice nada
bueno de ninguno de los estados protagonistas, tiene mucho de cortina
de humo para ocultar otras vergüenzas mayores y más reales que por
aquí acontecen, en este verano calentito.
Hay
quien dice también que la verdadera soberanía reside en el hecho de
que las personas puedan llevar una vida satisfactoria y con capacidad
de decisión sobre sus propios asuntos. Si fuera así, resultarían
mucho más peligrosas las multinacionales, la Troika y los mercados
financieros que las trifulcas sobre lindes que puedan tener los
distintos estados. Por eso, cuando oímos hablar al Ministro de
Exteriores sobre “Soberanía”, pensamos que rinde mayor culto al
consumo del famoso Cognac que a cualquier idea de libertad y
autonomía.
A pesar
de que ya se puso el sol y de que la armada no era invencible, hay
quien en el reino de España sueña con tiempos pretéritos, con una
piel de toro unida y grande, aunque poco libre. En este torpe
intento, propio de esta monarquía platanera que padecemos, los
sueños de grandeza los tienen quienes pueden y no tienen mejor cosa
de que preocuparse, para la mayoría lo único que sigue creciendo es
la indignación.
Que no
se diga que todo es criticar, apuntemos soluciones. Hay que tomar en
consideración experiencias paralelas más exitosas. La vía Petilla
de Aragón podría ser un buen referente en cuanto a estabilidad y
convivencia. Yolanda Barcina no tardará en apuntarse el tanto, que
algo tiene que sacar de esta noticia-entretenimiento, evolución de
la idea “canción del verano”.
El otro
día (dicen que), por la megafonía de Senda Viva se pudo oír:
“Buenas tardes, disfruten del período vaca-cional y no se
preocupen por nada, que nuestra representación política ya está en
ello.” ¡Apañadas estamos!
Colectivo Malatextos, 8 de agosto de 2013
Colectivo Malatextos, 8 de agosto de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario