Como el micromundo en el que vive la clase política tiene poco que ver con el nuestro y sí mucho con la macroeconomía, poco defienden los intereses de trabajadoras y campesinos y nada o a la contra, los de los sectores más desfavorecidos e ignorados: inmigrantes, presos, sin techo, trabajadoras del sexo, currelas de la economía sumergida... Así que de nada sirve esperar a que sus propuestas nos coloquen cada vez más al margen, a que se pauperice la sociedad a base de vaciar de contenido todo lo público y universal, todo derecho social.
Sólo nos queda tomar la iniciativa, tomar parte y dar un paso adelante. Organizar una respuesta colectiva y reconstruir la red social, roída ya por el consumo y el individualismo, que sostenga nuestras caídas en tal largo y difícil equilibrio. Esa respuesta es hoy, la Huelga general. Está en nuestra mano, no en la de alejados órganos de poder. Requiere contagio y boca a boca, no ostentosas campañas mediáticas. Exige convencimiento y firmeza, no vaguedades y posicionamientos a la galería con discursos vacíos y dilatantes. Seamos sujeto y no objeto, vayamos a la Huelga General el 29 de junio.
Si ese día conseguimos una respuesta contundente, la posibilidad de contagio a más sectores y a más territorios logrará preocupar seriamente a Gobierno y empresarios. El reto será que después pasen al miedo atroz y de ahí a la sensación de derrota total. Su fracaso es el éxito del reparto de la riqueza y de la justicia social.
Colectivo malatextos. 23-6-10
No hay comentarios:
Publicar un comentario