¿Cuál creéis que sería el resultado penal de salir a la calle armado, comenzar un tiroteo y herir a dos personas? Pues se ve que si eres escolta, el resultado es de libertad sin fianza, por más que existan grabaciones hechas por cámaras de seguridad que demuestran, cómo tú comenzaste el tiroteo tras una discusión. Y es que ya se sabe que este tipo de individuos, hombres y mujeres de acción al más puro estilo far-west pero de modales exquisitos y humildad aparente, tiene el equilibrio y el carácter necesario para ir armados por nuestras calles. ¿Los tienen?
Hay quienes creemos que no, y manejamos la teoría de que es una forma de ganar una cantidad de dinero, que atendiendo a la preparación y curriculum de los aspirantes a escolta, sería imposible de conseguir a través de un proceso de oposición, por poco exigente que éste fuera. Hablamos de 3000-4000 euros al mes. ¿Hay alguna persona con estudios universitarios en la sala que alcance estas cantidades? Nosotros al menos ni de lejos… Les gusta vivir bien pero sin mucho esfuerzo, y ésta es una buena salida, si las pruebas para convertirse en “hombre de la ley”, el color del uniforme es lo de menos, no han salido todo lo bien que ellos esperaban. El riesgo real al que se enfrentan, al menos para su esquema mental, es perfectamente asumible y porque no decirlo, les encanta ir armados y que tú, al cruzarte con ellos por la calle, lo sepas.
¿Se podría decir que están hechos de otra pasta o que son héroes anónimos que entregan su vida por la libertad y la democracia? Para muchas personas la respuesta es un no rotundo. Se les ha otorgado un poder que escapa a su capacidad de gestionarlo; pero lo peor de todo esto, es que disfrutan de una impunidad que los hace mucho más peligrosos si cabe. Te dicen por donde puedes pasar; te miran con recelo o con soberbia en función de la situación y, sobre todo te hacen saber a cada momento que son más que tú. Estudios estadísticos han demostrado cómo una persona habituada a llevar armas, desarrolla más instintos agresivos y comete más delitos que otra no habituada; también dejaban patente que el nivel de delitos en ese tipo de “profesiones” es más elevado que en otras. Y es que, Evaristo ya puso música a un pensamiento popular, en su tema “Underdog,”: “[…] ponle una gorra a un tonto...”. Pues eso!!
Colectivo Malatextos. 6 de octubre de 2008
ONGI ETORRI
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