Banatu
Taldea ha señalado recientemente a ZF-TRW con un Punto Negro del
Paro. Esta acción
visibiliza el origen de la precarización y del Paro, el cual bien
debiera atajarse a través del reparto, a la vez que estimula nuestra
memoria y nos recuerda que estuvimos en una gran manifestación
convocada contra los despidos, a finales de enero. Nos recuerda que,
como sociedad, no hemos sido capaces de frenar el ERE, a pesar del
clamor social y de la unidad lograda en aquella movilización. Nos
acostumbramos fácil a los descensos, más cuando vamos salvando el
propio pellejo, esquivando las balas e intentando no ver lo evidente,
que mañana nos tocará, fruto de la inacción, una realidad más
preocupante.
Preocupante,
la última e inmerecida derrota del Club Atletico Osasuna, que
complica mucho sus posibilidades de ascenso a Primera División. La
ilusión de la afición rojilla, que militantemente llena los campos
propios y ajenos, nos hace olvidar toda la corrupción que se ha dado
en el Club y su deuda con la Hacienda Foral. Nos hace olvidar,
incluso, que estuvimos en una gran manifestación convocada contra
los despidos en TRW, a finales de enero. Los efectos del girar y
girar de la pelota parecen hacer mella en nuestros hemisferios
cerebrales, para gran alegría de la gente de allá arriba, y lo de
menos es si el fútbol nos hace sentir “español, español,
español” o por contra, nos lleva a pitar el himno nacional
estelada en mano. Para colmo, hoy todos los políticos quieren ser
como Simeone. El fútbol es así y, además, tirando de tópicos, no
hay rival pequeño.
Pequeño
es el grupo de personas que buscando refugio han llegado a nuestra
tierra. Más que pequeño, ridículo y vergonzoso, dada la magnitud
del problema y la responsabilidad humana y política que tenemos como
personas y como continente europeo. La apuesta es que Turquía nos
haga el trabajo sucio y aquí paz y después gloria, allá guerra y
depués el infierno. Todo indica pues, que los efectos del discurrir
del capital a lo largo y ancho del planeta han hecho mella en
nuestros hemisferios mundiales, insoportablemente desiguales,
criminalmente relacionados. Al hilo, hace un mes, Martes al Sol nos
recordaba que habían pasado tres años desde que más de mil
personas, mujeres en su mayoría, murieran aplastadas confeccionando
ropa barata para occidente, en Bangladesh. Siglo XXI, ropa, coltan y
otras mercancías manchadas de sangre.
Sangre
no parece que corra por mis venas cuando describo todo esto poniendo
una palabra detrás de otra en lugar de salir a la calle a hacer algo
más productivo, que ni siquiera la llamada de mi compañía de
telefonía ofreciéndome una Visa ha logrado separarme de la
pantalla. Al menos, no la he aceptado y he seguido escribiendo
palabras, malditas palabras encadenadas, rompamos las cadenas.
Colectivo Malatextos, 9 de mayo de 2016
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