Muchas voces se levantan en contra de la timorata 
reforma fiscal que se viene propugnando. Además de las catastróficas 
consecuencias que acarreará en la marcha económica, se dice que la mayor
 imposición empobrece a la ciudadanía navarra.
Pero este empobrecimiento se viene ejerciendo de forma
 mucho más grave en la dirección contraria. Un ejemplo: en Berriozar, 
supongo que también en otras localidades, se suprimió, por falta de 
fondos públicos, el autobús escolar. Desde entonces
 todas las mañanas sube a las escuelas una enorme caravana de coches 
particulares con su niña dentro, además de buen número de autobuses, 
supongo que contratados particularmente. Los días de lluvia o frío esa 
caravana aumenta.
Es seguro que el coste, económico y en recursos (no 
olvidemos que no es lo mismo), es muchísimo mayor. Las arcas públicas 
ahorran incrementando el gasto de conjunto y convirtiéndonos en una 
sociedad más individualista y pobre. Además de otras
 muchas incomodidades y de que quienes menos recursos poseen tienen que 
subir andando, haga el clima que haga. Esto es, arreglamos un problema 
generando otro mucho mayor y de forma más injusta.
Es seguro que a los padres con niños en edad escolar 
les saldría mucho más a cuenta que les subieran un poco los impuestos y 
que no les retiraran el servicio de transporte. También que muchos de 
quienes ya no nos afecta ese problema estaríamos
 de acuerdo con esa subida. Y que, por supuesto, esa solución resultaría
 mucho más barata y muchísimo menos injusta.
Supongo que como éste hay cientos de ejemplos. Sin 
embargo en el discurso político se nos venden los recortes fiscales como
 un avance, como incremento individual del consumo inmediato, 
escondiendo que esos recortes nos encarecen numerosos
 aspectos de nuestras vidas.
Ciertamente la propuesta de reforma fiscal anunciada 
por el gobierno es muy criticable: por timorata y por quedar dentro de 
lo que hay, de lo que viene habiendo. Más que un cambio, no llega a un 
maquillaje.
Mis rentas anuales son alrededor del 50% de las que 
van a verse directamente afectadas por esa reforma fiscal. Temo que el 
que no me afecte indica que esa reforma es un fraude y me convierte un 
poquito en un defraudador. Con este gobierno
 también la respuesta de “no hay dinero” como respuesta a demandas en 
torno a las necesidades básicas, sigue siendo no admisible.
Colectivo Malatextos 23 de octubre de 2015 

