Me repugna la exposición 
día tras día de cuerpos de niños sin vida desfigurados por la metralla. 
Me repugna que los cazadores de esta franja la hayan transformado en su 
Coto Privado de Gaza. Me repugna cómo estos
 culpables desalmados disfrutan del temblar de las bombas que les hace 
temblar a inocentes desarmados, encogidos bajo una mesa, esperando que 
cese el ruido de los proyectiles.
Tras el ruido el silencio. 
El silencio cómplice de la comunidad internacional, me repugna que miren
 para otro lado, a la billetera, que callen únicamente por acuerdos e 
intereses económicos de gran alcance, como
 el de las bombas exterminadoras de las que son cómplices, me repugna la
 solución final.
Me repugna que haya muertos
 de primera y muertos de segunda también, según dicte su billetera. 
¿Pero es que no se puede hacer nada? Quizás nos quede la esperanza de 
Aguirre para que ponga firmes a los mandamases
 y les ordene que se pronuncien en público: Los gobernantes de Israel 
son unos asesinos.
Colectivo Malatextos 21-07-14
