ONGI ETORRI

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Una tienda de disfraces

















Aprobado el proyecto de ley orgánica para la protección de la seguridad ciudadana, Juan Lanas se vio abocado a bajar persiana (toldo que ahora suben unos chinos por aclamación popular hacia el patrón mandarín), cerró su comercio por mor del artículo 35.17 capítulo cinco, ese que nos prohíbe a las personas civiles disfrazarnos de policías, cuando la demanda de tricornios y capas era la que mantenía últimamente a flote su tienda de disfraces.

Fue un largo pesar, pasar del jamón a la mortadela, de la mortadela a la nada, pesar que costó digerir, pasando copiosas hambrunas para hacer frente a la hipoteca, Juan, Juana, Juanita y Juanito, los cuatro miembros la familia Lanas Lanas, resolvieron un día ponerse tras la pancarta: «Más hambre que Carpanta», así rezaban también las pegatinas alusivas que pusieron en una marquesina de la villavesa, siendo multados por un agente del orden y la ley: «por falta de deslucimiento leve» sentenció, en correspondencia con otro artículo más del capítulo cinco de esa ley orgánica, siendo multados con mil euros del ala y por cabeza, que de leve nada.

Así pues, sumando mil euros por aquí, mil euros por allá y otros mil por acullá, así se explica que en el estado español se haya disparado el gasto en material antidisturbios en casi un dosmil por ciento en un año, pues mejor que matar dos pájaros de un tiro lo es derribar uno de dos o tres o los que hagan falta, y más si es un perroflauta, uno más de aquellos que cuando niños de la “transición” fuimos forzados a soplar en el cole y sin tregua el himno de la alegría con la flauta dulce mientras, en la calle, se libraban amargas batallas entre las víctimas de la reconversión industrial y los verdugos del cambalache democrático: «demócratas de toda la vida», rezan hoy sus epitafios que alimentan nuestro alzhéimer histórico.

Un alzhéimer como la amnesia en boga de no pocos periodistas, reporteros y gacetilleros demócrata-cambalacheros, que no cejan en dar lecciones de moralidad por el miedo que pasaron quienes dan miedo el pasado 22 de Marzo en Madrid, ellos que ocultaron los crímenes de Ceuta porque esos negros, piensan y dicen, son los que roban el trabajo a españoles de bien como Juan Lanas, son los negros quienes pretenden despojarnos de los pocos derechos por sucesión que todavía conservamos los siervos del Borbón cazador.

Y así fue por la caza del siervo que, Juan Lanas ahora, viste un traje de rayas que no es disfraz porque, desde aquel su arrebato, duerme en Alcalá Maco, por pretender asaltar un bazar chino que antes lo fue de disfraces, con el agravante de hacerlo en paños de picoleto (léase el artículo 35.17 del capítulo cinco del proyecto de ley orgánica para la protección de la seguridad ciudadana), siendo apresado por un policía enmascarado de perroflauta (la ley se lo permite), cayéndole la de san Dos lustros cuatro meses y un día al pobre badanas. Asimismo Juana, viste ahora de látex que tampoco es disfraz, es su nuevo oficio el más antiguo oficio. Por otro lado los niños ahora visten de harapos, siempre en cuaresma no en carnavales mientras el poli, ese se viste de poli bueno y el político que no se quita la máscara de persona íntegra e insobornable ni en sus citas con el señor del maletín, el del lobby de los disfraces.

Colectivo Malatextos 1-04-14

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