La narcocracia es la autoridad, toda una autoridad en psicología de masas, que interviene hilando fino con espinosas fórmulas de control social, problema-reacción-solución es una de ellas, que brota en ruptura cuando se introduce la heroína, ya tenemos el problema que despunta en reacción cuando se fomenta la alarma en alianza con el aparato mediático, alarma que se convierte en demanda de más control policial que resulta represión y parece seguridad, la solución buscada por la administración que vela por los señores del mercado, retroalimentando al Estado en confianza social, que se consolida y fortalece.
Así las cosas, el narcomercado se comporta igual que el resto de los mercados llamados libres. Lo que escasea se encarece y lo que abunda se devalúa a lo gratis que ni se le mira el diente, tampoco al caballo. No es complicado pues intervenir el mercado, cuando es preciso meter jaco se persigue el negocio del hachís que escasea, el coste del costo se eleva y en la cumbre el pico, se autoriza la heroína y todo el monte es amapola en descenso imparable hasta el campo base, donde los yonquis se instalan en tiendas, ya han picado y sube el precio, la delincuencia, el trapicheo y la prostitución, es lo que está pasando en Grecia y es también la cárcel, también pasó por aquí, por la puerta de Alcalá Maco, que nos ha traído la mayor tasa de población reclusa de toda Europa con una de las menores tasas de criminalidad, mayores tasas de permanencia por delito que bajo el régimen franquista, como también el régimen FIES o los CIES para los guajiros sin papeles, Guantánamos donde los tratan como al perro que ya no caza mientras los de casa miramos para otro lado.
Lo que están haciendo y deshaciendo con los desgreciados helenos es para echarse a temblar. Porque nos resulta familiar, de cuando rompieron el cerco en los ochenta de revueltas ochentenas, revueltas de masas indomables hasta que colaron Troyanos por astilleros, pasaron los camellos por la aguja por doquier, madres que enterraron a sus hijos como si fuera ley de vida, el entierro de una clase obrera organizada y rebelde que nos ha dejado una herencia de risa, una pareja de traca, pareja de cómicos, el señor Cándido que hace honor a su nombre, con la UGT que no sabe ni por dónde anda ni desde cuándo, y el hidalgo señor Toxo, heredero de Fidalgo, familia política que controla Comisiones tiempo ha, familia política no lo olviden, bien avenida con la FAES. Judas en prebendas, estos claudicarán una vez más, invocando pelea con escopetas de feria, furia falsa de farsa que ya no hay quien la crea, pareja de cómicos cual Pajares y Esteso, los que gustan a la derecha de toda la vida, más solos que la una se van a quedar ahora porque el estallido social que temen ya no hay ya quien lo detenga, con tanto paro y miseria in crescendo, con tanta familia desahuciada, los banqueros embargados de emoción y sus esposas montando rastrillos solidarios por Navidad. ¿Rastrillos por qué? Porque se aburren.
Atrás quedó pues la Navidad, fechas señaladas donde las haya en las que expresamos nuestros mejores deseos para el año venidero, deseos que esta vez tenemos por seguro que no se van a cumplir. Dinero poco, tampoco salud, con la sanidad que nos viene. Nos queda el amor, que es cosa de pobres. Nuestras espaldas de Damocles ya no soportan la carga y parda se va a liar. Todo lo que está pasando desde las faraónicas revueltas de Egipto evidencia un contexto prerrevolucionario global. Arriba las que luchan, que no nos cuelen el Caballo de Troya.
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