Todo lo que viene diciendo y propugnando el 15M, lo veníamos diciendo y propugnando desde la pertenencia a numerosas organizaciones sociales y sindicales tiempo atrás. Sin embargo, no es lo mismo. Esas organizaciones, lastradas por su trayectoria, se habían quedado cercadas, convertidas y/o interesadamente presentadas en etiquetadas y sospechosas, con escasa capacidad de irrupción social. Habían quedado encerradas en “su papel”, convertidas en previsibles piezas del juego. Hay que reconocerles una meritoria capacidad de “mantenimiento”, denuncia y resistencia, pero es muy improbable que hubieran podido ir mucho más allá.
El 15M -movimiento nuevo, fresco y sin etiquetar- rompe esas barreras, genera simpatías amplias y difusas, empalma con un malestar social sin especificar y se convierte en algo de límites desconocidos y, por tanto, imprevisible. Un éxito incalculable: rompe la asquerosa normalidad en la que la realidad estaba atrapada y nos atrapaba a todas. Además, su forma de organizarse, sin personalismos ni vanguardias, desde la horizontalidad y el debate asambleario, le da esa credibilidad que le falta a la clase política, pues actúan según lo que postulan.
Es algo de lo que veníamos buscando quienes seguimos militamos en lo social o en lo sindical, lo tenemos ahí y debemos hacernos suyas, evitando hacerlo nuestro, trabajar en él sin tratar de marcarlo, solo formando parte, dejando que siga marcando su propio ritmo y rumbo, que siga siendo el 15M.
Acampadas, marchas, posible huelga… todo y más será necesario. En peleas concretas deberemos confluir el 15 M, sindicatos y colectivos, sabiendo que la aparición del 15M solo abre una puerta, pero el capitalismo financiero sigue dictando e imponiendo la realidad: la economía, la política, lo social, lo sindical… y lo hace en el plano de lo concreto y en el de lo general; la realidad (toda la realidad que el capitalismo ha diseñado en estos 40 años de hegemonía absoluta) sigue siendo pétrea. La puerta que abre el 15M da a un camino que sabemos difícil, necesitaremos afilar las armas de la persuasión y de la generalización, también las de la presión y el conflicto. El capitalismo, en su ansia de devorar el mundo, no cejará hasta que el mundo, todo el mundo, se le resista.
Lo saben en Grecia. Aquí, el 15M es una primera piedra. Necesitaremos muchas.
Colectivo Malatextos, 9/8/11
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