Pamplona, 17 de enero, 7´45 horas, el termómetro marca menos dos grados. Nos lo venían anunciando durante bastantes días todos los partes meteorológicos de todos los telediarios de todas las cadenas: se acerca una ola de frío. Tratan de transmitirnos una sensación de que todo está, lo tienen, bajo control. La competencia entre las cadenas hace que ninguna pueda quedarse atrás: si una anuncia frío, la otra, mucho frío; si la una dice que es una ola de frío polar, la otra añade que se trata de una ola de frío polar, siberiana, la muy ladina. Luego nos abrumarán con su competición de imágenes de nevadas, carámbanos y paisanos y paisanas haciendo declaraciones al respecto.
Si una televisión empieza, la otra le hace la ola y a ella se suman todos los medios de comunicación, reducidos a meros replicantes. No parece que dos grados bajo cero en un amanecer de enero en Pamplona sea un frío desmesurado para convertirse en noticia de apertura de informativos, pero…
Pero es que no es solo el frío, nos dicen, está además la sensación de frío, a dos grados bajo cero le corresponde una sensación de ocho o diez, y a menos diez grados la sensación de menos veinte o treinta, y eso es ya otra cosa. La sensación de frió que parecería una cosa subjetiva se convierte en objetiva y medible, haciéndonos a todas un poco más frioleras, pero extendiendo su capacidad de predicción y control, del frío a las sensaciones.
Falla el control de fronteras, que tan bien hemos desarrollado para frenar las olas de emigrantes o para incitar las de turistas. Ante la ola de frío las fronteras, hasta las impermeabilizadas, parecen inoperantes, por más que la ola sea polar y siberiana, o sea, extranjera. Habrá que preparar una sección de los cuerpos de seguridad especializada en olas de frío.
Nos venden el control, unos determinados controles, como sinónimo de seguridad. El que todo esté controlado nos relaja, aunque de paso nos vuelva más frioleros, más adictos y vulnerables ante lo que nos venden como noticia, y un poco más estúpidos, hasta el punto de que pueden vendernos como noticia de primera plana algo tan poco noticioso como el que en invierno haga frío. ¡Qué no pasará con otras noticias de un poco más enjundia!
Colectivo Malatextos, 18
de enero de 2017
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